Viaje de 4 días a Donostia/San Sebastián

El jardín fue proyectado en 1880 y destaca por la presencia de un centenar de tamarindos (los árboles más identificativos de la ciudad) que proporcionan sombra al espacio, además de parterres de flores y setos verdes, un estanque y diversas fuentes y estatuas.

Elegantes palmeras completan el conjunto de estos jardines, junto a un enorme tiovivo que recuerda la época de la Belle Epoquè y hace las delicias de los más pequeños. Este carrusel es una réplica del carrusel de 1900 y se instaló en Donostia hacia 1998 para recordar esa época dorada en la que la ciudad ofrecía atracciones de todo tipo para los turistas.

El Ayuntamiento ocupa un majestuoso edificio que fue construido como un Casino de lujo en 1887 y sirvió como tal hasta su cierre en 1924.

En enero de 1947 se convirtió en la Casa Consistorial de la ciudad, cuando el ayuntamiento cambió su sede desde la Plaza de la Constitución.

El Mercado de La Bretxa ha cambiado mucho, aunque su esencia sigue intacta. Se inauguró en 1870 y debe su nombre a que las tropas del Duque de Berwick, que asaltaron la ciudad en el siglo XVIII, abrieron dos brechas en la muralla de Donostia.

El proyecto original sufrió remodelaciones a lo largo del tiempo. De esos días quedan los dos edificios principales, uno de ellos era exclusivo para las pescaderías.

Hoy en la superficie, en un lateral de la calle San Juan, se ubican los puestos de las caseras o baserritarras, que traen productos de caseríos cercanos.

Y en la planta baja, los puestos de carne, pescado, fruterías, charcuterías, delicatessen y demás. Aquí es donde vienen los donostiarras a comprar cuando quieren algo bueno.

El hotel María Cristina es uno de esos lugares con aura, que cuentan mucho más de lo que se percibe a simple vista. Es un hotel orgulloso que se sabe que parte de la historia de San Sebastián desde que se inauguró en 1912. Además, es la sede de los actores internacionales que acuden al famoso Festival de Cine de la ciudad.

Este establecimiento, recientemente renovado, ha conseguido conservar su decoración inspirada en la Belle Époque. Cada rincón del hall y de los señoriales pasillos es buen un lugar donde detenerse a admirar los detalles: las columnas, los retratos, las lámparas de araña.

Desde su inauguración, en 1912, este emblema de la ciudad ha sido testigo de innumerables eventos, entre ellos, el Festival Internacional de Cine hasta 1999.

Fue construido junto con el Hotel de María Cristina y los Jardines de Okendo, formando un monumental espacio público.

De fachada neo plateresca es una verdadera joya para admirar.

Con un diseño típico de la Belle Epoque pero con un espíritu de lo más actual, ya que su reciente rehabilitación en el año 2007 lo ha transformado en un espacio escénico innovador, dotado de los más modernos equipamientos y servicios, que ofrece durante todo el año una programación variada y en continuo cambio.

Fue diseñado por el prestigioso jardinero francés Pierre Ducasse. Compuesto por gran cantidad y variedad de árboles, flores y plantas, destaca su pequeño lago en el que nadan patos y cisnes que hacen las delicias de los más jóvenes de la familia.

Atravesado por un puente de madera y hierro, al otro lado del lago se encuentra un pequeño estanque de plantas.

Inaugurada en 1897, su estética de estilo ojival está inspirada en las iglesias medievales de Alemania y Francia. Prueba de esa inspiración es la afilada aguja que corona el edificio y que le proporciona la categoría del más alto de Donostia.

En su fachada principal, destaca “La Cruz de la Paz". Con sus 1.915 m2 es la iglesia de mayor tamaño de toda la ciudad. La Catedral se construyó con pizarra y piedra del Monte Igueldo.

El órgano es uno de los bienes preciados más importantes de la catedral. Su construcción data del año 1954 y según se dice fue uno de los órganos más grandes de Europa y por supuesto el más grande de España.

La Playa de la Concha, considerada como uno de los 12 tesoros de España, es un lugar perfecto para descansar y simplemente pasar unas horas disfrutando del sol y del mar.

La Playa de la Concha, considerada como uno de los 12 tesoros de España, es un lugar perfecto para descansar y simplemente pasar unas horas disfrutando del sol y del mar. A lo largo del paseo de la Concha encontramos varios elementos con personalidad propia y reconocidos fuera de la ciudad: la barandilla de la Concha (uno de los iconos más universales de la ciudad, inconfundible gracias a sus formas ornamentales), las farolas (que sirven de premio en el Festival de Cine), la zona de “los relojes” (acceso principal a la playa), la zona de La Perla (con sus distintas ofertas de talasoterapia, hostelería, asociaciones deportivas…). Todos estos elementos hacen que los paseos por la Concha (por la playa o por el paseo urbano) sean una actividad ineludible para turistas y donostiarras.

Antigua atalaya de avistamiento de ballenas, comprende una extensa zona verde de 318.249 metros cuadrados.

A principios del siglo XX se constituyó como parque de recreo para la aristocracia y, hoy en día, es la zona de senderismo más importante de la ciudad. No en vano, el Camino de Santiago por la costa lo surca de este a oeste.

La Peña del Ballenero y la Peña del Rey, rocas voluminosas utilizadas como puestos de avistamiento, sus zonas de picnic, el reformado Albergue de Ulía y las inusuales vistas de la ciudad, son algunos de sus atractivos.

Además, desde el verano de 2012 cuenta con un Centro de Interpretación, con un programa de actividades didácticas y culturales compuesto por talleres didácticos, itinerarios por el Monte Ulía, visitas guiadas por el centro, proyecciones, exposiciones temporales.

En el año 1893 se construyó una pasarela provisional de madera que permitiera el acceso directo desde el centro de la ciudad a la Estación del Norte, la plaza de toros o el velódromo. El puente definitivo fue inaugurado el 20 de enero de 1905, festividad de San Sebastián. El puente destaca por los cuatro obeliscos monumentales, ubicados en sus extremos, de 18 metros de altura y coronados por grupos escultóricos. El puente Maria Cristina.

El puente de Zurriola, con llamativas farolas, el más antiguo de Santa Catalina y el de María Cristina, con dragones y un sinfín de motivos escultóricos, miden los últimos tramos del río antes de su desembocadura.

Si nos adentramos un poco en la ciudad hacia el barrio de Loiola, nos encontraremos con tres puentes de reciente construcción: Mundaiz, Lehendakari Agirre y Real Sociedad.

Los pintxos no son gratis. Puede parecer raro, sobre todo para la gente del sur acostumbrada al tapeo, pero los pintxos se pagan.

Es cierto que hay pintxos económicos, pero los más elaborados pueden llegar a costar casi como un bocadillo.

Al ir de pintxos hay que tener cuidado con la bebida. Hay que saber elegir qué se bebe, no es lo mejor tomar un cerveza por cada pintxo ni tampoco un refresco. Lo más común, zurito (media caña), mosto o agua. También puedes darte un gusto con lo más típico txakoli o sidra, pero cuidado que llevan alcohol.

Es una impresionante obra barroca del siglo XVIII. De esta obra de arte destacan la fachada barroca de matiz churrigueresco, presidida por una escultura de San Sebastián Mártir y el retablo mayor dedicado a la Virgen del Coro, patrona de la ciudad.

Junto a la pila bautismal, se puede contemplar una escultura en forma de cruz de Eduardo Chillida. La Basílica se construyó entre 1743 y 1774, sobre la planta de un templo anterior que ocupaba el mismo espacio. La puerta principal coincide en línea recta con la entrada a la Catedral del Buen Pastor.

El casco viejo tiene detalles muy bellos, como la plaza de la Constitución y sus balcones numerados. Éstos recuerdan los tiempos en los que funcionó como plaza de toros.

Los que se sienten atraídos por el arte, el casco viejo ofrece un eje fundamental para recorrer. Las calles Loyola-Hernani-Calle Mayor. Allí se encuentra la Basílica de Santa María del Coro con su fachada rococó- barroca de gran belleza.Y la catedral del Buen Pastor, de estilo neogótico y cuyas torres se ven desde cualquier parte de la ciudad.

Uno de los principales atractivos de Donostia es sin duda su excelente gastronomía y la variedad de pintxos. Esta parte de la ciudad ofrece diversidad de sitios muy buenos para deleitarse con ellos.

Se inauguró en el año 1902, convirtiéndose en el museo más antiguo del País Vasco. Actualmente está totalmente renovado y se ha transformado en un Museo de Sociedad Vasca y Ciudadanía.

Aquí podrás observar cómo ha sido la evolución de la sociedad vasca a través del arte. De por sí, visitarlo solo por su arquitectura antigua ya es una experiencia muy recomendable.

Si miramos la historia del Monte Urgull, veremos que tuvo una labor defensiva en sus orígenes. A lo largo de esta elevación se disponían fortificaciones para defender la ciudad. Todavía se encuentran restos.

Cuenta con tres miradores: el mirador de la batería de las damas, mirador del Castillo de la Mota y finalmente El Baluarte del Mirador.

Este lugar es reconocido como el último bastión de la resistencia local en el asedio de las tropas francesas en 1813.

El pequeño castillo que se encuentra en la cima es uno de sus principales atractivos.

El Sagrado Corazón, con sus más de 12 metros de altura, bendice la ciudad desde 1950 desde lo más alto del Monte. La estatua descansa sobre una base que alberga una capilla y que lo convierten en un monumento de más de 24 metros de altura que puede divisarse a más de 4 millas desde el mar.

En sus instalaciones se llevan a cabo importantes eventos como por ejemplo el Festival de Cine de San Sebastián, así como también el Festival de Música Clásica, entre muchos otros.

En sus inicios en esta ubicación se encontraba el gran Kursaal, un palacio muy reconocido y privilegiado inaugurado en 1921 que funcionaba como casino.

Así, en 1999 se finalizó el edificio que ahora ocupa este privilegiado lugar en frente de la playa de Zurriola y al lado de la desembocadura del Río Urumea.

Una de las grandes expresiones de arquitectura contemporánea, una obra de arte que desde su construcción es seña de identidad de Donostia, un palacio de congresos que alberga desde festivales hasta ferias de todo tipo.

Zurriola ofrece una agradable franja de arena en una longitud de aproximadamente 800 metros y una anchura de 110 metros.

Desde que en 2004 se permitiera el nudismo en la Zurriola, esta es una de las pocas playas urbanas españolas donde se permita estar desnudo. A pesar de esto, la mayoría sigue apostando por el traje de baño.

Hay varias escuelas de surf en la playa. Se alquilan tablas de surf durante todo el año. La playa de surf de la Zurriola ofrece diversión para todos los niveles.

Las olas en la Zurriola pueden ser grandes. En otoño e invierno, los surfistas más experimentados vienen aquí, mientras que los principiantes y estudiantes suelen acudir en verano.

Es la mejor playa de la ciudad para practicar deportes de pelota. Hay redes de voleibol en un área especial reservada para deportes.

Cosmopolita, dinámico y joven se ha convertido en uno de los barrios más animados de la ciudad, gracias a sus numerosos bares de pintxos y terrazas y a sus tiendas con encanto.

Un lugar donde es habitual encontrarse a surfistas, a familias paseando por sus calles y plazas.

Es usual ver a gente pedaleando sobre sus bicicletas, corriendo, jugando a baloncesto o sobre una tabla de skate. Y es que en Gros el deporte y playa van de la mano.

Tras pasear por la zona costera, adéntrate en el corazón del barrio, porque es aquí donde conocerás la verdadera esencia de Gros. Las calles peatonales como Peña y Goñi o la calle Zabaleta son claros ejemplos de la vida que tiene el barrio.

La plaza Cataluña, con un parque para niños y tantos árboles como terrazas, es lugar de diversión para pequeños y mayores.

El Puerto de San Sebastián es uno de los rincones más especiales de la ciudad. No es el más grande pero sí uno de lo que tiene más encanto, ya que conserva gran parte de la infraestructura de antaño.

Aquí se respira la tradición más arraigada de la región. El puerto conserva toda su esencia en sus casas pesqueras, sus barcos amarrados y el olor a mar.

Para conocer más sobre la cultura portuaria, en pleno puerto se emplaza el museo marítimo.

También aquí al final del puerto se encuentra el Aquarium reconocida atracción de la ciudad.

El atardecer aquí es mágico, especialmente si hay barcos en la bahía, los cuales se convierten en interesantes siluetas. Desde el puerto se puede disfrutar también de las bonitas vistas de La Concha y el Monte Igueldo.

Construido en 1928, ha sido remodelado y modernizado en el año 2008. Este acuario es una parada obligada. Además, se encuentra muy cerca del casco histórico, en un hermoso y pintoresco lugar al lado del mar.

Uno de los aspectos más destacados de este acuario es el esqueleto de una ballena franca.

Tiene un espectacular túnel de 360 grados a través del cual podrás observar las más de 200 especies de peces que tiene el acuario.

Otro de sus atractivos es el acuario táctil, donde podrás tocar alguna de las especies.

El Paseo Nuevo fue inaugurado en 1916 luego de un antiguo anhelo ya que en principio pertenecía al Monte Urgull.

El proyecto del paseo Nuevo fue realizado en 1915. Inicialmente constaba de una calzada de 10 metros de anchura y dos aceras, una en cada lado. Fue ejecutado en tres tramos. Los dos primeros se inauguraron en julio de 1917 y el tercero en julio de 1919, denominándose inicialmente “Paseo del Príncipe de Asturias”.

Actualmente, se trata de un paseo marítimo de mil metros que rodea la falda del monte Urgull.

El Palacio Miramar es uno de los monumentos históricos más importantes y visitados de San Sebastián.

El espacio interior es amplio y lujoso. El mobiliario y la decoración te harán sentir como si hicieras un viaje al pasado o por lo menos te dará una idea muy clara de cómo se vivía a finales del siglo XIX.

Sirvió como residencia de verano de la Reina Maria Cristina y otros miembros de la familia real desde 1887 para casi un siglo después ser vendido al Ayuntamiento de San Sebastián ( actualmente sirve como sede de los Cursos de verano de la Universidad del País Vasco y el Centro Superior de Música).

Su oleaje moderado te permitirá disfrutar del mar y nadar hasta la Isla Santa Clara, un pequeño paraíso de aguas cristalinas ubicado en el centro de la Bahía de La Concha. No sin antes hacer un pequeño descanso en el gabarrón y tirarte por su tobogán.

Es una playa muy bien equipada con los típicos toldos blanquiazules que puedes alquilar. También tiene vestuarios y duchas para que puedas disfrutar al máximo de la arena y el mar, y salir listo para conocer el barrio del Antiguo, comer en cualquiera de los restaurantes de la zona o pasear por todo el paseo hasta El Peine del Viento.

Rodeada por un paseo marítimo que llega hasta El Peine del Viento, puedes pasear entre los Jardines de Ondarreta. Estos jardines decorados con conjuntos florales simétricos llenan la zona de color, haciendo que caminar entre ellos sea muy agradable.

Esta escultura fue hecha por el artista Eduardo Chillida. En total son tres piezas de 10 toneladas que se encuentran enclavadas en la piedra. Una verdadera belleza, en especial cuando las olas rompen con fuerza sobre las mismas.

Las olas chocan violentamente contra las rocas mientras que, al mismo tiempo, el viento es "peinado" por las esculturas.

Es un punto de reunión de los donostiarras y turistas que culminan aquí el paseo por la costa.

Este sitio es un lugar privilegiado porque se obtienen desde aquí las mejores vistas de la bahía.

En la cima, hay un antiguo parque de diversiones que tiene una montaña suiza y cochecitos de choque, especial para la familia y los niños pequeños. Es un parque antiguo que tiene su encanto aunque no se destaca por sus grandes atracciones.

También hay un torreón de estilo medieval que funcionó durante mucho tiempo como faro, que se encuentra dentro del parque de atracciones.

Las Terrazas Panorámicas del Monte Igueldo ofrecen la mejor vista de Donostia-San Sebastián, la famosa vista desde el Monte Igueldo es conocida mundialmente y posiblemente se trate de la imagen más extendida de la ciudad, no te la puedes perder.

Fue la entrada principal de la ciudad. De las tres puertas que existían en este lugar, solo se conserva ésta que es la del medio, las otras dos fueron destruidas en el año 1795 por el ejército francés. Tiene forma de arco sobre el que se inserta el escudo de la localidad con fecha de 1694.

La Puerta tuvo en su origen un puente levadizo, guardias y capilla.

Actualmente se conserva el arco y los goznes pertenecientes a la puerta

A la izquierda se observa el cubo de Santa María, del siglo XVI.

La evolución del casco antiguo estuvo condicionado por las murallas y su función defensiva.

Las murallas medievales circundan un recinto rectangular cruzado por el trazado de calles perpendiculares y construcciones en parcelas estrechas y alargadas típicamente medievales.

El Casco Antiguo ha sufrido varias reconstrucciones a causa de diversas circunstancias que sufrió la población como incendios y asedios.

Entre los puntos centrales que hay que conocer, se destaca: El Ayuntamiento - La Iglesia de Nuestra Señora del Manzano - La plaza de Armas y el Castillo Carlos V: centro neurálgico del casco. - Guipuzkoa Plaza - La Muralla: un recorrido para admirar su trazado - La Puerta de San Nicolás: la segunda puerta de ingreso a la ciudad amurallada que se conserva.

Este ha sido durante siglos el barrio de los pescadores, ubicado entre el puerto y el Casco Antiguo de la localidad.

El barrio ha sido declarado Monumento Histórico-Artístico.

En su trazado, predominan casas de estilo vasco con balcones coloridos y contraventanas.

Hondarribia es una localidad de tradición pesquera en la que todavía este sector ocupa una parte importante en el quehacer diario, junto con la agricultura de tipo familiar.

Las calles San Pedro, Santiago y Santa María Magdalena, conservan numerosas casas típicas de pescadores, de gran belleza. La Hermandad, sede de la Cofradía de Mareantes de San Pedro, está situada en la calle Zuloaga.

Al recorrer el Paseo Butron, nos deleitamos con el maravilloso escenario cantábrico, el estuario del Río Bidasoa y la bahía de Txingudi, Hendaya al frente, que forma parte de Francia.

La Playa de Hondarribia tiene 800 metros de longitud, de aguas tranquilas apta para disfrutar en familia.

Cuenta con todos los servicios necesarios para pasar un rato tranquilo: socorristas, vestuarios, baños públicos, duchas y actividades para niños.

El puerto es uno de los puertos de superficialidad más importantes de la región.

Tiene un dique que facilita el amarre de toda embarcación y una zona de amarre de 200 metros.

Se ha construido una nueva lonja y se ha trasladado la fábrica de hielo hasta aquí. Ello permitió centralizar la importancia pesquera de Hondarribia en este sitio, liberando así el centro turístico de la localidad.

Hoy en día es un importante nudo de comunicaciones con Europa y destaca por la importancia de su comercio y por Oiasso, el acontecimiento arqueológico más importante del panorama guipuzcoano de finales del siglo XX.

Es la segunda ciudad más poblada de Guipúzcoa tras su capital, San Sebastián.

Es uno de los puntos más interesantes de la provincia de Guipúzcoa e incluso de todo el País Vasco, debido a la historia que posee tras de sí, además de algunos festivales y por supuesto una gastronomía de primera.

Si algo no le falta a Egia es personalidad. Cultura, naturaleza, arte y música se reúnen para dar vida a uno de los barrios de moda de San Sebastián. Algunos lo llaman el Soho donostiarra, otros lo comparan con el Greenwich Village, lo que sí está claro es que Egia es un lugar que debes descubrir.

Es un barrio de contrastes y variedades. También en lo gastronómico. Con varios restaurantes vegetarianos y de comida asíatica, aquí puedes disfrutar de sabores diferentes.

Con varias salas de conciertos y cafés donde se representan obras de microteatro, puedes combinar un plan magnífico incluyendo la cena en cualquiera de los restaurantes del barrio.