Viaje de 4 días a Ibiza

El parque se extiende desde el sur de Ibiza hasta el norte de Formentera, incluye el brazo marino que las separa y ocupa un territorio de unas 2.752,5 hectáreas terrestres y 14.029 marinas.

El 85% del territorio del Parque es marítimo y se caracteriza por la importancia de las praderas de Posidonia oceánica, una planta, exclusiva de la zona que oxigena las aguas, las mantiene limpias, favorece la presencia de peces y mantiene el sistema de dunas.

Se puede llegar en transporte propio desde Ibiza por la carretera Pm 802, En transporte público en Autocares Voramar el Gaucho líneas 11 y 11 B.

El parque se extiende desde el sur de Ibiza hasta el norte de Formentera, incluye el brazo marino que las separa y ocupa un territorio de unas 2.752,5 hectáreas terrestres y 14.029 marinas.

El Parque Natural acoge a la mayoría de las178 especies vegetales presentes en las Pitiusas. Pueden verse pinares, sabinares, salicorniares, vegetación halófila en torno a los estanques, así como las plantas típicas de los sistemas de dunas y de los acantilados.

Respecto a los animales han sido censadas 210 especies de aves acuáticas como los flamencos, el tarro blanco, el chorlitejo patinegro o la cigüeñuela común.

Otras especies destacables son las garcetas, las garzas reales, los cormoranes y los cormoranes grandes; así como la lagartija de las Pitiusas, el lirón careto y diversas especies de caracoles y escarabajos.

En la isla de Ibiza se encuentra el Centro de Interpretación de Sant Francesc de s’Estany que forma parte de las dependencias de la iglesia del mismo nombre, construida para atender las necesidades religiosas de los hombres que trabajaban en las salinas.

En él los visitantes podrán visitar una exposición dedicada a los distintos sistemas de explotación de la sal. Hoy gran parte de la producción se exporta al norte de Europa para sazonar el bacalao.

Es posible realizar cuatro itinerarios reglados por el Parque, el Camí de l’estany des Peix; el Camí de sa Guía-es Trucadors; el Camí des Brolls y Can Marroig Torre de la Gavina. Todos ellos se encuentran en la isla de Formentera.

Para llegar a la isla vecina es necesario tomar el ferry. Hay varias ofertas diarias en barcos normales o rápidos. Los precios oscilan entre los 13 y los 50 euros.

En la zona de Ibiza se encuentran los estanques de las salinas, las playas de Es Codolar, Ses Salines, Es Cavallet y la cala de Sa Sal Rossa, así como las torres defensivas de Es Carregador y Ses Portes.

La explotación de las salinas comenzó en la época fenicia, se intensificó con la dominación musulmana y a partir de la conquista catalana se produjeron las mejoras de los estanques.

Una playa grande y larga. Más de 40 metros de ancho y 2.700 de largo en la que están presentes muchos de los hoteles más populares de la isla y toda clase de ofertas para divertirse.

De día la inmensa playa ofrece sombrillas, tumbonas y camas balinesas además de todo tipo de restaurantes y chiringuitos.

Abundan también las actividades acuáticas entre las que destacan “stand-up-paddle” o surf de remo, catamaranes, kayaks o motos de agua.

Una de las opciones preferidas son las excursiones en barco. Son muy populares las barco-fiestas. Se trata de navegar en una discoteca flotante y disponer después de entradas para las discotecas más famosas.

Porque aquí están “Ushuaïa” “Hï Ibiza”, “Octan”, “Pacha”, “Amnesia” o “Privilege”. Esos lugares que todos conocemos sin haber visitado nunca. En ellas es posible encontrarse a algunos de los muchos famosos que pasan parte de su tiempo en la isla.

Sobre todo en la fiesta Flower Power de Pacha donde no faltan deportistas como Albelda, Pepe Reina, Guti, David Meda, Albert Costa, Sete Guibernau o Fonsi Nieto. Y tampoco celebridades de la prensa rosa como Antonia dell’Ate, Marta Sánchez, Eugenia Martínez de Irujo o Helen Lindes.

Otros deportistas con casa en Ibiza son vistos en esta zona haciendo las compras, Carles Puyol, Leo Messi, Luis Figo, Gerard Piqué o Zinedine Zidane. Valentino Rossi por su parte, es un habitual de DC-10.

En Platja d’en Bossa hay bares musicales, deportivos, lounge bars, restaurantes de todo tipo y el día se junta con la noche en una fiesta que parece no tener fin.

La Torre es una construcción Fueron los fenicios los primeros en instalarse en la montaña del Puig de Vila en el siglo VI antes de Cristo. Tras las guerras púnicas la ciudad se convirtió en romana con el nombre de Ebusus. Con la caida del imperio llegaron vándalos y bizantinos hasta que en el siglo X los musulmanes se asentaron ella y la llamaron Yebisah.

Ellos construyeron una triple muralla que cayó fácilmente ante las tropas de Jaime I, comandadas por el arzobispo de Tarragona, Guillem de Montgrí, el 8 de agosto de 1235. La leyenda cuenta que fue el hermano del jeque, molesto por los amores más que fraternales entre el gobernador y su mujer, quien abrió las puertas a los cristianos.

La isla fue repoblada por catalanes procedentes en su mayoría de la zona de l’Empordà.

Sant Ciriac (San Ciriaco) era el santo del día y desde entonces es el patrón de Ibiza. Una pequeña capilla se alza hoy en el lugar por donde penetraron las tropas y en su interior puede verse el comienzo del tunel que se dice utilizaron.

Una callejuela empinada nos permitirá acercarnos desde ese punto a la Catedral de Santa María de las Nieves. Cuando las tropas cristianas tomaron la ciudad escogieron esa denominación mariana por celebrarse el 2 de agosto fecha próxima a la entrada.

La construcción del templo se inició a principios del siglo XIII sobre un antigua mezquita. La edificicación, inicialmente gótica, evolucionó hasta el barroco del siglo XVIII cuando fue terminada.

Su exterior es sobrio y severo y obedece al modelo de iglesias fortaleza, con sólidos contrafuertes. En su interior se guarda un retablo dedicado a San Gregorio. El conjunto alberga también el Museo Catedralicio.

El castillo de la Almudaina y las murallas fueron mandados construir por Felipe II para detener los ataques de los corsarios argelinos y turcos. Entre sus baluartes destacan los de San Jorge, Santiago y Santa Lucía. La fortaleza se extiende por una superficie de 10 hectáreas.

El arquitecto a cargo de las obras fue Giovanni Battista Calvi quien tuvo que solventar el grave problema de la falta de roca que tuvo que importar de otros islotes.

El conjunto resultante es uno de los recintos amurallados mejor conservados del mundo y ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad como los restantes monumentos de Dalt Vila. Sólo puede visitarse el exterior. El baluarte de Sant Joan alberga el Museo de Arte Contemporáneo.

En la Plaça d’Espanya se encuentra el antiguo Convento de los Dominicos, ocupado desde 1838 por el Ayuntamiento. Se conservan el refectorio, dos claustros y la iglesia con una interesante cúpula. Al entrar en el edificio se encuentra la antigua sala capitular de los monjes con unos interesantes frescos en su bóbeda. En la actualidad se celebran en ella exposiciones temporales del Museo de Arte Contemporáneo.

Salir de Dalt Vila por el Portal Nou puede ser una buena opción pues conserva las puertas de madera originales del siglo XVI y el escudo de la Corona de Aragón. Después, un pequeño paseo puede conducirnos al Molí d’en Cantó que presenta una arboladura recompuesta. Hubo en la isla más de 60 molinos unos dedicados a la molienda de grano y otros utilizados para extraer agua destinada a almacenarse en aljibes o a regar los cultivos.

Destacan sus muros de casi un metro de grosor construidos con mortero de cal y arena; la escalera helicoidal y las molas circulares superpuestas. Así como las dobles puertas en paredes opuestas.

Es una de las principales zonas turísticas de Santa Eulària. En su entorno hay hoteles, comercios, bares, restaurantes e instalaciones de ocio. El servicio de autobuses es bueno. Y durante los meses de verano se monta una pequeña feria de atracciones.

La playa de 180 m de largo por 100 de ancho. Tiene arena fina y un espectacular entorno marcado por los pinares que la rodean. Es un lugar apropiado para niños y dispone de una zona de columpios en la misma arena.

Dispone de hamacas, sombrillas, duchas, baños públicos, socorristas y acceso para discapacitados. Hay velomares, escuela de buceo, instalaciones de vóley-playa y equipamiento de gimnasia.

Muchos de los usuarios de la playa son vecinos de la zona ya que las montañas que la circundan están llenas de urbanizaciones.

En general Santa Eulària y Cala Llonga son un lugar ideal para quienes prefieran un turismo más tranquilo, lejos de las aglomeraciones y del ambiente nocturno.

La Iglesia fue uno de los cuatro templos fortaleza que se establecieron como defensa contra los ataques de los piratas turcos y norteafricanos.

En 1235 se construyó un pequeño templo sobre una colina que domina el río y la costa. En el siglo XVI fue destruido por los corsarios y entonces se decidió constrir el recinto fortificado. Se cree que fue Giovanni Batista Calvi, el responsable de su creación.

Fue inaugurada en 1568 y la torre unos años más tarde, aunque fue modificada posteriormente. Tras la batalla de Lepanto cuando los ataques otomanos descendieron se amplió el porche con un porche de columnas, dos capillas, la sacristía y las casas del vicario “cas vicari” y el sacerdote “cas capellà”

En 1782 se convirtió en parroquia y el obispo compró los terrenos circundantes donde edificó varias casas que pronto fueron ocupadas.

El interior es sobrio, con capillas dedicadas a la Virgen del Rosario, del Carmen y de Belén, la Santísima Trinidad, y los santos Antonio Abad, Antonio de Padua, Cosme y Damián.

El retablo barroco es obra del escultor José Ferreres y estuvo originariamente en San Millán (Segovia). Después de la Guerra Civil fue donado al templo por el Marqués de Lozoya que tenía una vivienda en la zona.

Todo el templo está recorrido por un Via Crucis de azulejos valencianos entre cuyas imágenes destaca el Cristo atado a la columna del siglo XVII.

El porche de acceso está descentrado con respecto a la entrada debido a su considerable tamaño pues servía de lugar de reunión para los vecinos de la zona.

El vecino cementerio también merece una visita. Tiene unos cuidados jardines, fuentes y zonas destinadas a distintas confesiones religiosas.

Al bajar del Puig puede visitarse el Museo de Etnografía de Can Ros, un buen ejemplo de arquitectura rural ibicenca. En el se encuentra una exposición permanente que incluye objetos domésticos, utensilios del campo, instrumentos musicales, armas, ropa y joyería. Los talleres artesanos demuestran prácticamente como se creaban los artículos expuestos en las salas. Periodicamente se realizan exposiciones monográficas.

El mercadillo fue inaugurado con sólo 5 puestos el 14 de febrero 1985. Su creador fue Juanito Juan. En 1954 su padre Juan, agricultor y carpitenro creó un bar al que después añadió un salón de baile. En los sesenta negoció con los operadores turísticos para que trajeran viajeros a su barbacoa. El resto es historia de la isla.

Desde los cinco puestos del comienzo se ha llegado hasta los 300 actuales. En agosto pueden llegar a pasar por el lugar hasta 20.000 visitantes.

¿Qué puede encontrar? Ropa hecha a mano, bisutería, instrumentos musicales, pintura, libros, hamacas, incienso… En ropa no puede dejar de visitar el puesto de Mora Shröder y sus coloridos chalecos. Ella es una de las veteranas, como las hermanas Cabal con su “No me olvides” o a Beatrice San Francisco con su marca “Love Alliance” dedicada a la moda Adlib que nació en estas tierras; o los vestidos de “Ilva” y las alpargatas pintadas a mano por Cristina.

El maestro Gianni Rinaldi es el experto en joyas; José Luis Domínguez en cuero; Yaron en instrumentos musicales y Jackie en libros de segunda mano.

Pero en las Dalias también encontrará quien descubra su futuro en las líneas de la mano, o le de un masaje.

La buena música ha sido clave en el desarrollo nocturno del mercado. Por él han pasado Nina Hagen, Baro Rojo, Los Rebeldes, Obus, Barricada, UB 40, Stan Webb…

Antes de llegar a la cala puede hacer una pequeña parada en Sant Carles de Peralta, un pueblecito construido en torno a una pequeña iglesia encalada en el que abundan los comercios que ofrecen los tradicionales licores de hierbas ibicencas. Administrativamente depende de Santa Eulària des Riu.

En San Carles se celebra especialmente el 24 de junio con la bendición de los animales y las fiestas el 29 de junio y el 4 de noviembre.

El recorrido hasta la playa no es muy sencillo pero está bien señalizado. Hay que pasar el bar Ca Na Aneta en el pueblo de Sant Carles de Peralta y después tomar un desvío a la izquierda hasta llegar a la indicación que señala nuestro destino.

Aigües Blanques tiene una longitud de 300 metros y una anchura de 15 m, la poca profundidad de la playa hace que las olas la cubran de espuma blanca al romper sobre la orilla. De ahí viene su nombre.

Lo escarpado de los acantilados que rodean la caleta ha contribuido a preservar el entorno e impedir la construcción de urbanizaciones.

Los acantilados están formados por rocas y acantilados arcillosos de color grisáceo. Se ha hecho costumbre mojar con agua las paredes y obtener un barro que extender por el cuerpo. Resulta habitual ver a bañistas caminado por la playa envueltos en lodo gris. Quitárselo es lo más fácil, basta sumergirse en el mar.

Un baño de barro mejora la piel, dejándola más joven y tersa, ya que la desintoxica gracias a sus diferentes propiedades. Otro de los beneficios es que alivian tanto la tensión muscular como la inflamación. Incluso se recomienda para personas mayores, ya que calman la artritis y los dolores en las articulaciones. Si quieren buscar evidencias científicas, no hay total acuerdo.

En Ibiza el nudismo es frecuente en muchas playas y ésta, por lo escondida, es una de la favoritas. De todos modos impera la política de tolerancia y conviven bañadores y cuerpos desnudos sin ningún problema.

Desde la playa se tiene una visión perfecta del islote Tamomago. Se trata de una isla poco montañosa con una longitud de 1.525 m y una anchura máxima de 113 m. Es propiedad de un empresario suizo y se alquila para vacaciones.

Algunos de sus inquilinos han sido Cristiano Ronaldo, Gareth Bale, Liz Hurley o el cantante Justin Timberlake.

Fueron los contrabandistas, abundantes en la zona, los que descubrieron este hueco protegido en lo alto del acantilado y la convirtieron en escondite de sus alijos. Desde los años ochenta se ha convertido en un importante destino turístico.

En los años setenta el espeleólogo belga Jean Pierre Van der Abeelle la visitó por primera vez guiado por los vecinos de la zona. Unos años después la familia propietaria la acondicionó y recuperó las cascadas y arroyos que habían existido.

La entrada se encuentra a unos 14 metros de altura sobre el mar y se accede a ella por un sendero que recorre los acantilados y que permite disfrutar de unas impresionantes vistas.

Durante el recorrido interior, de 40 minutos, es posible contemplar estalacticas y estalagmitas que deben sus afiladas siluetas al agua que fluía por la cueva y que hoy está ausente en las zonas exteriores.

En los tramos más profundos continua el goteo de agua creando nuevas formas.

La cueva en sí ha sido bastante retocada, pero el espectáculo de agua, luces y música está muy bien. En el interior se han encontrados numerosos fósiles y esqueletos de especies extinguidas.

Ochenta metros de longitud y 25 de anchura para unas playas de arenas doradas y aguas cristalinas.

Situadas al norte de Sant Antoni de Portamany se accede a ellas desde el pueblo por la carretera PM-812.

Cala Salada la primera que encontramos es de fácil acceso y dispone de todo tipo de servicios, incluidas duchas, hamacas e hidropedales.

Hay dos formas de acceder a Cala Saladeta trepar por un acantilado o recorrer un senderito que nace entre las rocas. Después una escalera permite bajar hasta la arena. Posiblemente por eso esta segunda cala tiene un ambiente mucho más juvenil. En ella no hay servicios.

Hay quien prefiere instalarse en las rocas y utilizarlas como improvisados trampolines hacia el mar.

Porque és el gran protagonista: azul, turquesa, limpio, con una playa que desciende lentamente… Un auténtico paraíso. Si eres aficionado al esnórquel no puedes perdértelo y si tienes cámara acuática éste es lugar donde utilizarla.

Esta cueva situada a unos 50 metros sobre el nivel del mar, en el acantilado del Puig Nonó ha sido llamada “La Altamira Pitiusa”, pero esa definición es bastante exagerada.

Sólo se han conservado dos dibujos en no muy buen estado y otra zona en la parte oriental con escenas navales. Las pinturas fueron descubiertas en 1917 por el naturalista, arqueólogo, prehistoriador, geólogo, etnólogo y abate francés Henri Breuil.

Breuil fue el primer catedrático de Prehistoria en el Collège de France y realizó importantes descubrimientos en España, como los de Peña Escrita y la Cueva del Silo. Aunque su descubrimiento más famoso fue la cueva de Lascaux en el sur de Francia.

Aunque en un principio se creyó que los dibujos eran de la Edad de Bronce, investigaciones posteriores apuntan a una procedencia púnica por la presencia de los barcos.

En la actualidad el acceso a la cueva está cerrado para preservar las pinturas, pero vale la pena realizar la visita para contemplar el entorno.

Durante el recorrido podremos observar la costa oeste de la isla, la bahía de Sant Antoni y varios islotes y disputar de un paseo entre pinos, sabinas y olivos.

Los acantilados de Cap Nonó son uno de los lugares favoritos de los escaladores que han abierto diversas rutas de acceso a la cumbre.

Como curiosidad señalar que la cueva también es conocida como “del Vi” porque durante un tiempo se utilizó como bodega.

Un catamarán es un barco con dos cascos paralelos de igual tamaño que utilizan los tamiles desde el siglo V. Se mueven propulsados por viento o por motor.

Son embarcaciones muy cómodas16 porque tienen una escora (inclinación para mantener el equilibrio) prácticamente nula. Además el movimiento es de cabeceo y no de balanceo por lo que hay menos riesgo de sufrir mareo.

En la isla se hace una parada para poder bañarse en el mar y contemplar el atardecer mientras la tripulación prepara la cena.

Finalmente, música y más bebidas para relajarse mientras se emprende el camino de regreso, con hora estimada de llegada sobre las 22:00 horas y regreso al hotel..

En cuanto a la cena unos ofrecen parrilladas de pescados y carnes, otros incluyen un bufé de tapas españolas y los hay que se inclinan por paella. En el pack acostumbra incluir animadores culturales y fotógrafos.

Algunos operadores ofrecen entradas a discotecas de la zona incluidas en el precio para quienes quieren completar la noche con más fiesta.

Generalmente los barcos tienen cabida para un máximo de 70 personas por lo que no hay grandes aglomeraciones.

Algunas cuestiones básicas: no es necesario tener experiencia previa para sumergirse entre los 5 y los 10 metros siempre que esté acompañado de un monitor y sigas a rajatabla sus instrucciones.

No es necesario ser un experto nadador y pueden comenzarse los cursos con sólo 10 años. Pero esta actividad no es adecuada para mujeres embarazadas o personas con asma, diabetes, cirugía de neumotórax o infecciones de oído.

Las Pitiusas son un auténtico paraíso para el buceo ya que tanto Ibiza como Formentera con más de 200 kilómetros de línea costera, están repletas de islotes, bajos fondos, cuevas o paredes espectaculares.

Al estar apartadas de la costa tienen una visibilidad excepcional con una media de 30 metros y un máximo de 40. Su clima hace que la temperatura del agua oscile entre los 17 grados del invierno y los 27 del verano.

La fauna es muy variada con especies como sargos, barracudas, meros, brótalas, morenas, congrios, cigalas, langostas, corvinas y sepias. En fondo es rocoso con praderas de posidonia, coralinas y esponjas.

El curso para principiantes incluye una clase teórica en el barco y una inmersión hasta 12 metros.

El punto de encuentro para iniciar el curso nos permite contemplar otra curiosidad de la isla, el llamado Huevo de Colón.

Fue inaugurado el 12 de octubre de 1992, en el 500 aniversario del descubrimiento de América. Es un trabajado común del escultor Antonio Hormigo, el arquitecto Julio Bauzá y el maquetista Luis Ojeda.

El huevo realizado en hormigón y de 6 metros de alto hace referencia a una anécdota sobre el reto que lanzó Cristóbal Colón a unos nobles, tras uno de sus viajes a América. Consistía en mantener un huevo de pié, lo que logró el navegante aplastando una punta.

Es un edificio defensivo de dos plantas edificada en 1749. Se aprovechó para ello otro refugio de vigilancia del siglo XVII que fue uno de los primeros que se construyeron en la isla para proteger tanto las salinas como el paso de Es Freus hacia Formentera.

El edificio tiene forma cónica y se alza sobre un terreno rocoso e irregular. Los materiales empleados fueron los característicos de la zona: piedra calcárea y sillería unidas con argamasa.

Es una de las pocas torres que fueron armadas con artillería. Dispusieron de tres cañones. Eso y las cuatro troneras de ventilación son los únicos elementos que resaltan en sus paredes lisas.

Pero el sistema de defensa recaía sobre todo en los avisos que pudiera lanzar el vigilante que debía anunciar la proximidad de los atacantes con señales de fuego o humo.

Una escalera de caracol, formada por escalones de una sola pieza, conduce desde la planta baja a la plataforma. Conserva todavía tres ménsulas que sustentaban un matacán desaparecido.

Las vistas que se pueden contemplar desde ese mirador son excepcionales. Todo el estrecho de Es Freus que separa las islas y el rosario de islotes que parecen que querer unirlas, forman un conjunto único.

Situada entre escarpados acantilados de rocas rojizas en forma de herradura ofrece un refugio tranquilo al visitante en sus 80 metros de longitud y 10 de anchura.

Está rodeada de casetas varadero que son utilizadas por pescadores aficionados y profesionales para anclar sus barcos. Entre éstos todavía pueden contemplarse algunos viejos “llaüts”. Se trata de pequeñas embarcaciones de vela latina de aproximadamente cuatro metros de eslora con tres mástiles y que pueden alcanzar hasta los siete nudos de velocidad.

Los fines de semana está muy concurrida por los propietarios de las casetas, pero entre semana es bastante tranquila.

Una pequeña península junto a la cala alberga el yacimiento arqueológico de Sa Caleta. Se trata de un poblado fenicio que es el núcleo urbano más antiguo de la isla. Los restos arqueológicos lo datan en el siglo VIII a.C. Se cree que sus pobladores procedían de la Península y eran buscadores de metales. Cincuenta años después, crearon otro poblado en lo que hoy es Ibiza.

La población estaba dividida en barrios que albergaban los distintos oficios. Actualmente el único visible es el sur que está protegido por una verja. Pueden apreciarse hornos de pan.

En las excavaciones se encontraron restos cerámicos, anzuelos de pesca, piezas de telares y molinos de piedra. Sin embargo la actividad más destacada era la metalurgia como se deduce de los restos de galena argentífera utilizada para obtener plomo y plata.

La reserva natural protege a una parte de la costa suroeste de la isla. Especialmente a Cala d’Hort, Cala Carbó y Cala Vedella. Así como los islotes de Es Vedrà, Es Vedranell, Sa conillera, S’Illa des Bosc, S’Espartar y ses Bledes.

Dentro de ella, entre Cala d’Hort y Cala Vedella se encuentra también el asentamiento púnico-romano de Ses Païses de Cala d’Hort, que fue un población que estuvo en uso entre el siglo V antes de Cristo hasta el VII de después. En él pueden visitarse dos edificios y dos necrópolis. La primera fue púnica y tiene 20 sepulturas en el interior de las cuales se encontraron cerámicas que permitieron conocer mucho mejor el estilo de vida de los africanos. La segunda necrópolis se corresponde con la ocupación bizantina.

Una torre con tres nombres: des Savinar, del Pirata o del Cap des Jueu. Elijan el que prefieran. El primero es el auténtico, el último hace referencia a su enclave geográfico y el segundo tiene un origen literario: Vicente Blasco Ibáñez en su novela “Los muertos mandan” refugiaba a su protagonista en la torre.

Blasco Ibáñez visitó Mallorca e Ibiza en 1902 y quedó tan fascinado por sus paisajes y costumbres que decidió escribir esta novela, sobre la que en 1950 se realizó la película “Ley del mar”, dirigida por Miguel Iglesias y protagonizada por Isabel de Pomés, Román Bilbao y Félix de Pomés.

La torre finalizada en 1756 fue una de las situadas en las zonas costeras para controlar la posible llegada de corsarios. Fue construida para albergar cañones pero nunca llegaron a colocarse y cumplió sólo funciones de vigilancia.

Es la más alta de las construcciones de defensa de la isla pues se alza 200 metros sobre el nivel del mar. También es la única que conserva la entrada por la parte superior. La visita debe concertarse con la familia propietaria.

Desde el exterior, se divisa el islote de Es Vedrà. La forma singular el tamaño, 382 metros sobre el mar, convierten al islote en un lugar único sobre el que se siguen creando leyendas.

Es propiedad de unas treinta familias que no pueden desarrollar en él ninguna actividad. Durante muchos años ha habido cabras que han logrado medrar con la escasa vegetación.

Junto al islote puede verse otro más peqeño llamado Es Vedranell. Tiene forma de herradura que forma una ensenada conocida como S’Olleta que sirve de refugio a las barcas. La altura máxima es de 117 metros.

Desde Sant Josep hay que tomar la carretera hacia Sant Antoni, pasado el cruce de Sant Agustí, a la izquierda, seguir la carretera a Platges de Comte y Cala Bassa. Dos km. antes de llegar a esta cala, deberán tomar la izquierda un camino de tierra que conduce a Cala Codolar. Hay que seguir este camino sin desviarse, pasando de largo el desvío a Cala Codolar. Al final se llega a una casa grande de valla blanca, que queda a la izquierda, con una zona acotada donde estacionar a la derecha. Desde ahí hay que seguir a pie pegados a la valla. Al final de la misma, a la derecha, aguarda el monumento y un poco más adelante, más hacia la derecha, está Cala Llentia.

Guy Laliberté, nacido en Canadá en 1959 comenzó como músico y artista callejero. Ha sido traga fuegos y caminante sobre zancos. En 1982 comenzó a gestionar una feria de verano en Quebec de la que surgió el Cirque du Soleil.

Fascinado por la isla de Ibiza este hombre multimillonario, filántropo, viajero espacial y siempre creador, construyó aquí su casa a la que llamó Can Soleil.

Al regreso de su viaje espacial decidió construir un monumento en su terreno frente a la costa. El autor es el artista australiano Andrew Rogers.

La obra se llama “Time and Space” y es parte de la colección “Rhytms of Life”, formada por cincuenta monumentos distribuidos por todo el mundo.

En el caso de Ibiza la obra está formada por doce dólmenes de basalto que rodean a uno central de 24 metros de altura, coronado por una placa de pan de oro de 23 quilates. Las columnas está repletas de grabados y Rodgers afirma que sus dimensiones siguen la secuencia de Finobacci y representan la alineación de los planetas alrededor del sol.

Cerca de este lugar y siempre dentro de la finca, hay otro monumento curioso. Una habitación con puertas y suelo pero sin paredes ni tejado.

Las puertas muestran diferentes grabados y motivos árabes, Con ellas abiertas y en el ángulo adecuado se puede ver una vista magnífica de Es Vedrà.

Laliberté está implicado en otros proyectos en Ibiza, como sus dos galerías de arte “Lune Rouge Ibiza” y “Art Projects Ibiza” que presentan dos exposiciones anuales de los artistas más vanguardistas.

También se ha asociado con los hermanos Adrià para crear “Heart”, un espacio único que mezcla la cocina más exclusiva en un salón privado, con pequeños chiringuitos donde probar las distintas cocinas del mundo que ocupan una terraza en la que se suceden las performances y la música en directo.

Para llegar a la Cala d’Hort hay que partir de Sant Josep de Talaia, puede hacerse por la carretera de Es Cubills o por la de Sant Antoni. Son apenas 10 minutos en coche.

Una playa recoleta de 150 metros de largo y entre 15 y 25 de ancho. Hay servicio de hamacas, sombrillas, restaurantes, una boutique, socorristas y acceso para minusválidos.

Es una playa agradable para surfear los días de viento. Tiene arena fina en un extremo y es rocosa en el otro.

Desde ella se divisan muy cerca los islotes de Es Vedrà y es Vedranell que ocultan un mundo de leyendas.

En los años noventa un grupo de empresarios planeó construir en la zona un campo de golf y diversas urbanizaciones, pero hubo una importante reacción ciudadana que consiguió atajar el proyecto y que Cala d’Hort fuera declarada Parque Natural.

En los alrededores son frecuentes las masas poco densas de pino y sabinas. En este entorno habitan aves como la gaviota de Audouín, los halcones de Eleanora y peregrino o las pardelas balear y cenicienta.

El Consell Insular ha trazado unas 23 rutas turísticas que permiten recorrer más de 700 kilómetros por carreteras y caminos con poco tráfico. Pero tú eres libre de elegir tu propia ruta.

Santa Gertrudis forma parte del municipio de Santa Eulària des Riu y está a 12 km de Ibiza. Desde la capital hay que tomar la carretera a Santa Eulària y después del barrio de Ca na Negreta, desviarse a la izquierda por la carretera que va a Santa Gertrudis.

Esta pequeña población estuvo siempre dedicada a la agricultura, especialmente por la abundancia de agua que existe en su subsuelo y que se almacena en albercas

Pero en los años noventa llegó el cambio. Comenzaron a surgir nuevos edificios aunque adaptados siempre al estilo tradicional y pintados de blanco.

Actualmente algunas de las viejas casas tradicionales se han reconvertido en restaurantes y tanto las viejas como las nuevas albergan tabernas, bares, boutiques, pequeños hoteles… Destaca el estanco que mantiene el aspecto de otras épocas.

La iglesia del siglo XVIII se diferencia de otras de la isla, por las franjas amarillas y grises pintadas sobre la cal. Es de una sola nave. Hay una capilla que fue agregada en el siglo XX.

En cuanto al campanario dice la tradición que los jóvenes los domingos se acostumbraron a subir a lo más alto para voltear y detener la campana y que tanto trajín motivó la aparición de grietas.

Hubo que construir una nueva torre y se hizo más alta para que nadie pudiera alcanzar las campanas. Así se convirtió en el más elevado de la isla. Por cierto, tocan a diario excepto entre el Jueves Santo y el Sábado de Resurrección.

A la ida o a la vuelta, podremos ver también el Hipódromo de San Rafel, que alberga un deporte tradicional en las islas: las carreras de caballos trotones. La instalación está gestionada por el Consell Insular.

En invierno las carreras de trote se celebran los domingos por la noche. En verano los sábados. En los dos casos es posible comer o cenar en el lugar. Se realizan apuestas.

Los trotones españoles poco conocidos en el resto del país, son muy apreciados en otros países de Europa, como Francia y Gran Bretaña donde son comunes este tipo de carreras en las que los caballos no pueden superar el trote. Las carreras en Ibiza se realizan tirando de un “sulky” que es un carro de dos ruedas.

Otro lugar que contemplar durante el paseo es el Broll de Buscatell, un valle de 4,5 km que sigue el curso de un torrente que se alimenta del agua de Es Broll el acuífero más importante de la isla. Las parcelas de cultivo siguen un sistema creado durante la dominación árabe y que sigue mostrando su eficacia.

La playa está compuesta por tres arenales seguidos. El primero es propiamente la de Santa Eulària, el segundo es la playa des Mariners o de es Riu en la desembocadura del único río de la isla. Tras cruzar el río por una pasarela peatonal se llega a Es Caló de S’Alga, una zona muy hotelera.

Todas las playas son de arena fina y el mar tiene el tono turquesa tan característico de la isla. Hay posibilidad de alquilar hamacas, sombrillas y patines. Así como de practicar deportes náuticos.

La zona de la desembocadura es especialmente recomendable para los niños porque el fondo marino es poco profundo y las aguas normalmente están tranquilas.

En río hay un pequeño puerto muy pintoresco que se llena de piragüistas y pequeños barcos. A través de un puente se llega a la vecina localidad de Siesta.